Género: Drama
Dirección: Garpar Noé
Protagonistas: Dario Argento, Francoise Lebrun, Alex Lutz
Duración: 140 minutos
Año: 2021
Dirección: Garpar Noé
Protagonistas: Dario Argento, Francoise Lebrun, Alex Lutz
Duración: 140 minutos
Año: 2021
Me parece increíble que siendo Gaspar Noé uno de mis directores favoritos de la vida no haya escrito nada de su cine durante todos estos años. Para ser completamente franco, las reseñas de sus últimas tres películas se quedaron en borradores y ahí siguen, nunca me sentí digno ni capaz de estar a la altura. Y es que no es fácil escribir con el corazón en la mano y si bien me atreví hace poco con una trilogía dedicada a David Cronenberg, tanto con Lars von Trier como con el buen Gaspar me ha costado sacar la tarea. En fin, por algo hay que comenzar y aunque tarde (¡dos años me demoré con esta!), acá me encuentro escribiendo a propósito de la más reciente (?) del director argentino radicado en Francia.
Sabido es que la contingencia personal motivó la realización de Vortex. La pérdida de la madre de Noé sumado a un accidente vascular (previo a la pandemia) lo llevaron a tratar el tema de la muerte, aunque claro, de la manera más cruda y descarnada posible. Si no, no sería él. La película, por tanto, cuenta con la particularidad de alejarse por completo de las temáticas y formas que el director ha buscado desarrollar durante su carrera: el caos, la violencia, el sexo, la juventud o las adicciones. En esta ocasión ha ido hacia lo más básico de la humanidad: el lento, inevitable y doloroso proceso de descomposición en vida del ser humano. Nos muestra por tanto (en una pantalla dividida en dos) el día a día de un par de ancianos (el mítico Dario Argento y Fracoise Lebrun, que están enormes en sus papeles). Él aún sano mentalmente, pleno en sus facultades pero absoluta y completamente solo. Ella víctima de un alzhéimer en estado avanzado, perdida en si misma e incapaz de lidiar con el cotidiano.
En dicho camino, Noé toma una decisión artística (muy valiente por cierto): lejos de involucrarnos en la historia previa de estos personajes o apuntar a la lágrima fácil, desarrolla un relato frío, con situaciones que se suceden y se limitan a mostrarnos la realidad sin adornos. La primera hora y media, por tanto, será espesa (al límite de la desesperación, deteniéndose largos minutos en cada escena) e irá al ritmo de sus protagonistas, siendo un inquietante silencio la banda sonora de los hechos. Noé desea que nos internemos en el mundo de sus protagonistas, quienes en completa distancia (prácticamente no hay gestos de amor entre la pareja, detalle sutil pero notable) deambularán por una casa repleta de libros y referencias cinematográficas en las paredes, todos signos de que alguna vez existió mucha vida intelectual en el lugar. Será durante la hora final cuando la película irá armando su inevitable desenlace y donde también el director planteará dilemas existenciales, principalmente el dilema respecto a la muerte: ¿Es esta un destino cruel o una liberación de la crueldad?
Habrán puntos débiles, sin embargo, asuntos que esta insinúa pero no desarrolla del todo. A medio filme, por ejemplo, aparece el hijo de esta pareja, un tipo preocupado por la situación de su madre pero que esconde un drama propio (adicciones, soledad y falta de dinero), de igual forma se menciona una relación entre el anciano protagonista y una amante que sostuvo por años, pero nada de esto se profundiza por lo que estos hechos si bien agregan algo de dinamismo al trámite no se entiende que realmente aportan a la historia.
En definitiva, Gaspar Noé sale de su zona de confort para internarse en el drama que significa la lenta desintegración de nuestro ser. Lo hace a su ritmo y particular sello, con frialdad e incluso crueldad. No es su mejor película pero si quizás la más humana que ha filmado a día de hoy.
¿Lo mejor? La valentía de relatar un drama de ancianos sin recurrir a la emocionalidad fácil.
¿Lo peor? Que insinúe dramas paralelos sin desarrollarlos como corresponde.
¿Dónde verla? La tengo en mi Plex.
3.5 : Muy buena.
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