Dirección: Nicolas Winding Refn
Protagonistas: Ryan Gosling , Kristin Scott Thomas
Duración: 90 minutos
Duración: 90 minutos
Año : 2013
Las historias de venganzas siempre son sabrosas y atractivas, si a eso agregamos una buena dosis de violencia tenemos una película que en una primera mirada no debería aburrir a nadie. Sobre aquella base se mueve "Only god forgives", la última de Nicolas Winding Refn, un tipo que con su anterior película, "Drive" (2012), había dejado muy gratas sensaciones y que un año más tarde vuelve con una cinta tanto o más desafiante que su anterior entrega.
A una sencilla historia de venganza, Winding ha incorporado personajes psicológicamente perturbados y que actúan sin escrúpulo alguno, además ha filmado la película a modo de hacerla intencionalmente densa y exageradamente visual, con muchos planos en cámara lenta (demasiados), un apoyo importante en materia musical, escenas en donde escasean los diálogos y todo es metáfora o el uso de ciertos colores en determinados momentos. El resultado final genera sensaciones encontradas (algo muy propio de este director por cierto) ya que pese a encontrar momentos notables, la película también se pierde en su propio ritmo, se vuelve excesiva e incluso molesta.
La historia se desarrolla en Tailandia, ahí es donde Julian (Gosling) dirige un club de boxeo que funciona a modo de cortina para su verdadera labor: el tráfico de drogas, un negocio dirigido por su madre, mujer con la que Julian sostiene una extraña relación de dependencia. Un día cualquiera Billy, hermano mayor de Julian, asesina brutalmente a una niña de 16 años para luego ser ajusticiado por el padre de esta. Se iniciará acá una seguidilla de hechos violentos y un espiral de venganzas de esos que siempre entretienen. Ahora, toda esta situación develará el carácter y la psicología de cada uno de los personajes de la cinta, centrándose esta fuertemente en la extraña relación madre/hijo que se presenta, con sutil y elegante insinuación de incesto incluida, y un Julian absolutamente dañado, atormentado e inseguro de si mismo a causa de la presión que su madre ejerce sobre él (notable el momento en que ella compara el tamaño de los penes de sus hijos en una cena que sostienen junto a una supuesta novia de Julian), al punto de incluso ser incapaz de establecer conexión alguna con el sexo opuesto.
El argumento sobre el que se sostiene "Only god forgives" es atractivo, y arriesgado el camino que Nicolas Winding ha tomado. El director opta por no explicar nada acerca del pasado de los protagonistas (solo se insinúan ciertos hechos) dejando muchos cabos sueltos y, por tanto, un rompecabezas psicológico incompleto. Se ha centrado así más en la forma que en el fondo, entregándole un peso importante a las interpretaciones de Kristin Scott (que está notable) y un Ryan Gosling que cumple en el rol de un tipo mentalmente quebrado pero cansa a ratos a causa de falta de expresión. Seguramente los amantes de la fotografía y la técnica adorarán la forma en que el director decidió filmar la película, sin embargo, a opinión de un espectador común y corriente como quien escribe, los excesos acá han pasado la cuenta y han mermado la calidad del resultado. Demasiados planos innecesarios y tiempos dispuestos a exasperar a cualquiera. Aún así, estamos frente a un autor que no deja indiferente a nadie, logrando generar amor y odio con la misma intensidad.
Las historias de venganzas siempre son sabrosas y atractivas, si a eso agregamos una buena dosis de violencia tenemos una película que en una primera mirada no debería aburrir a nadie. Sobre aquella base se mueve "Only god forgives", la última de Nicolas Winding Refn, un tipo que con su anterior película, "Drive" (2012), había dejado muy gratas sensaciones y que un año más tarde vuelve con una cinta tanto o más desafiante que su anterior entrega.
A una sencilla historia de venganza, Winding ha incorporado personajes psicológicamente perturbados y que actúan sin escrúpulo alguno, además ha filmado la película a modo de hacerla intencionalmente densa y exageradamente visual, con muchos planos en cámara lenta (demasiados), un apoyo importante en materia musical, escenas en donde escasean los diálogos y todo es metáfora o el uso de ciertos colores en determinados momentos. El resultado final genera sensaciones encontradas (algo muy propio de este director por cierto) ya que pese a encontrar momentos notables, la película también se pierde en su propio ritmo, se vuelve excesiva e incluso molesta.
La historia se desarrolla en Tailandia, ahí es donde Julian (Gosling) dirige un club de boxeo que funciona a modo de cortina para su verdadera labor: el tráfico de drogas, un negocio dirigido por su madre, mujer con la que Julian sostiene una extraña relación de dependencia. Un día cualquiera Billy, hermano mayor de Julian, asesina brutalmente a una niña de 16 años para luego ser ajusticiado por el padre de esta. Se iniciará acá una seguidilla de hechos violentos y un espiral de venganzas de esos que siempre entretienen. Ahora, toda esta situación develará el carácter y la psicología de cada uno de los personajes de la cinta, centrándose esta fuertemente en la extraña relación madre/hijo que se presenta, con sutil y elegante insinuación de incesto incluida, y un Julian absolutamente dañado, atormentado e inseguro de si mismo a causa de la presión que su madre ejerce sobre él (notable el momento en que ella compara el tamaño de los penes de sus hijos en una cena que sostienen junto a una supuesta novia de Julian), al punto de incluso ser incapaz de establecer conexión alguna con el sexo opuesto.
El argumento sobre el que se sostiene "Only god forgives" es atractivo, y arriesgado el camino que Nicolas Winding ha tomado. El director opta por no explicar nada acerca del pasado de los protagonistas (solo se insinúan ciertos hechos) dejando muchos cabos sueltos y, por tanto, un rompecabezas psicológico incompleto. Se ha centrado así más en la forma que en el fondo, entregándole un peso importante a las interpretaciones de Kristin Scott (que está notable) y un Ryan Gosling que cumple en el rol de un tipo mentalmente quebrado pero cansa a ratos a causa de falta de expresión. Seguramente los amantes de la fotografía y la técnica adorarán la forma en que el director decidió filmar la película, sin embargo, a opinión de un espectador común y corriente como quien escribe, los excesos acá han pasado la cuenta y han mermado la calidad del resultado. Demasiados planos innecesarios y tiempos dispuestos a exasperar a cualquiera. Aún así, estamos frente a un autor que no deja indiferente a nadie, logrando generar amor y odio con la misma intensidad.
2.5 / 5
Te arriesgas.
Otras reseñas de RYAN GOSLING:
De acuerdo con casi todo lo que dices. Yo voy a ser más directo, la película es un coñazo de cuidado, tiene tres momentos magistrales y una atmósfera absorbente, pero no es suficiente, su ritmo y los escasos diálogos alcanzan lo ridículo. Y lo de Gosling es demasiado, hora y media mirando a la cámara pensando en la lista de la compra, ni un solo matiz, vale que el personaje es soso, pero tampoco lo hagas más aún. Si Drive ya no me gustó, ésta ya ha conseguido que me piense mucho ver una película de Refn. Un saludo!
ResponderEliminar