Tras 20 años de alejamiento del cine el estadounidense Terrence Malick decidía volver a dirigir (sus primeras dos películas datan de 1973 y 1978), y bueno, el hombre volvió con todo, entregándonos la que para muchos es su mejor cinta al día de hoy y de paso un trabajo que resulta fundamental a la hora de entender el cine de este singular director.
Afirmar que estamos frente a una película bélica sería simplificar demasiado el asunto. De hecho me parece que la nominación a los premios Oscar, donde le tocó competir con la taquillera "Saving private Ryan" (Rescatando al soldado Ryan) de Steven Spielberg tendió a confundir a muchos por aquellos años, gente que llegaba a las salas esperando ver algo cargado a la acción y terminaba encontrándose con algo completamente diferente. Y es que estamos frente a una película que, con todas sus virtudes y defectos, es muchísimo pero muchísimo más que una película de guerra.
De Malick he revisado acá en el blog sus películas más recientes, "The tree of life" (2011) y "To the wonder" (2012), sin embargo, insisto en que me parece que es "The thin red line" el filme que resume de manera más clara y efectiva todo lo que el director pretende entregar en sus obras (ahora entiendo que debí verla primero). Acá podemos observarlo en un estado más puro y no tan denso como en las mencionadas películas. En este caso se aprovecha de un escenario histórico (la batalla de Guadalcanal, en plena Segunda Guerra Mundial) para desarrollar sus verdaderos fines, los cuales pasan por mostrar las reflexiones internas de sus personajes y el maravilloso contraste que existe entre la acción del hombre versus la pasividad de la naturaleza, sin embargo, en esta ocasión Malick tiene muy presente el que existe un espectador y se esfuerza (en su estilo) por llevar cierto ritmo que en sus siguientes películas brilla por su ausencia.
La película viaja por dos vías en paralelo. En una vemos a un grupo de soldados que intenta tomarse una isla de importancia estratégica para el futuro de la guerra y en otra observamos el interior de cada uno de estos soldados, su lucha por sobrevivir, sus frustraciones y miedos. Estos dos escenarios intercalarán todo el tiempo durante las tres horas (si, tres horas) de película, acá la lista de personajes que desfilarán será extensa (el mito afirma que los actores se peleaban por aparecer en la película) y cual más, cual menos, cada uno tendrá sus 15 minutos de cinta. Destacan para mi por sobre el resto los papeles de Nick Nolte y Sean Penn, seguidos de cerca por unos jóvenes Adrien Brody y Jim Caviezel pero la verdad es que en materia de actores el asunto acá es de absoluto lucimiento. Otro punto especialmente destacable en la película es la fotografía, visualmente es una película hermosa y de igual forma el tratamiento de las escenas de guerra es tremendo, algunas deben estar entre lo mejor que se ha visto en esta materia.
No todo es perfecto por supuesto y claro que sobra minutaje. Son 180 minutos de cine, demasiado para cualquiera y a la última media hora se llega muy agotado de tanta filosofía por lo que la película se entrampa a si misma acabando algo desgastada. Pero bueno, hablamos de Terrence Malick, un director "de aquellos", un tipo único en su especie y que solo por aquello ya merece la pena. Acá podemos disfrutar de su arte y talento de gran forma.
4 / 5
Excelente !!!
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