Género: Drama
Dirección: Terrence Malick
Protagonistas: Brad Pitt, Sean Penn , Jessica Chastain
Duración: 140 minutos
Duración: 140 minutos
Año : 2011
Hay directores diferentes, tipos que trabajan a su ritmo y no se ponen como objetivo el entretener a la hora de filmar sino más bien el entregar una idea. Dentro de los históricos que juegan ahí podríamos mencionar a David Lynch o el mítico Stanley Kubrick, dentro de los actuales estaría Michael Haneke o Terrence Malick, este último es quien motiva el presente texto, ya que con dos años de retraso al fin me senté a ver "The tree of life" (El árbol de la vida), una película que desde hace mucho quería ver pero que por distintos motivos la había hecho esperar.
Lo complicado de esta cinta es que prescinde casi completamente de un hilo narrativo, es decir, la historia acá apenas se insinúa y nos encontramos en realidad en gran parte de la película frente a un collage de imágenes, repleto de simbolismos, los cuales representan divagaciones personales de los personajes que pretenden generar reflexiones en torno a temas tales como la muerte, el perdón o la relación del ser humano con el concepto de Dios, entre muchos otros. Basicamente The tree of life es una historia acerca del perdón, tratado eso si de la manera más complicada posible por un director que parece casi empeñado en no complacer al espectador.
El filme podríamos dividirlo claramente en tres partes, una primera en donde se nos esbozan superficialmente a los personajes acompañando existenciales reflexiones personales con una rotación de oníricas (y casi incomprensibles) imágenes, la primera parte del filme se cierra eso si con 15 minutos absolutamente magistrales en donde el director realiza una increíble secuencia que representa la creación del universo y la vida en el planeta tierra, la fotografía con que cuenta la película por cierto es tema aparte, sencillamente sensacional.
La segunda parte de la película se narra de manera más lineal y comprensible, acá se nos muestra a una familia de clase media norteamericana de los años 50's; un padre autoritario que desea a toda costa preparar a sus hijos para la vida (papel muy bien interpretado por Brad Pitt, quien encuentra acá una de las mejores actuaciones de su carrera), una madre sensible y sumisa (Jessica Chastain, otro papel interpretado de manera notable) y tres hijos que sufrirán los embates de su padre mientras al mismo tiempo irán enfrentando sus miedos, viviendo el crecimiento en medio de sus traumas. Acá quizás sobran minutos, sin embargo se aprecia la intención por parte de Malick de decirnos algo en cada escena, de explicar algo en torno a los personajes, su psicología y formas de ser.
En la última parte de la cinta (la más enigmática y densa de todas) el protagonista pasa a ser uno de los hijos (interpretado por un fantasmal Sean Penn), quien ya adulto generará una especie de paso hacia la muerte en donde enfrentará temas como el pasado, la niñez, la pérdida de un ser amado, la comprensión, compasión, el amor y el perdón. El mito dice (muy a lo Kubrick) que el director filmó la película casi dos años antes de su estreno, que todo ese tiempo estuvo tijereteando las escenas a su antojo y que cuando Sean Penn vio cuanto quedó de su personaje se anduvo molestando por el resultado. ¿Habrá sido tan así? Sinceramente no me extrañaría ya que Malick tiene fama de incluso de haber contratado a actores de connotada fama para luego no incluirlos en la edición final de la película (lean las historias que hay acerca de La delgada linea roja).
En fin, habrá quienes se molestarán con este tipo de cineastas y aquello es completamente válido. ¿Porqué hacer del cine algo tan sobrecargado? ¿Es necesario dejar tantos temas abiertos al espectador? ¿Ir a ver una película al cine acaso debe ser un ejercicio introspectivo y de re descubrimiento personal? El punto es que todo eso da igual, Terrence Malick se da el gusto acá de entregar una película acerca de un tema tan universal el perdón pero narrándolo en su estilo, repleto de enigmas y dejando un montón de piezas que nosotros debemos intentar comprender (¡si es que nos da la gana!) pero entendiendo siempre que acá nada ha sido dejado al azar, acá cada segundo de película tiene sentido y razón. Malick es un creador, un tipo que hace lo que le da la gana y aquello se debe disfrutar, acá al menos yo lo he hecho como un niño en el barro.
Hay directores diferentes, tipos que trabajan a su ritmo y no se ponen como objetivo el entretener a la hora de filmar sino más bien el entregar una idea. Dentro de los históricos que juegan ahí podríamos mencionar a David Lynch o el mítico Stanley Kubrick, dentro de los actuales estaría Michael Haneke o Terrence Malick, este último es quien motiva el presente texto, ya que con dos años de retraso al fin me senté a ver "The tree of life" (El árbol de la vida), una película que desde hace mucho quería ver pero que por distintos motivos la había hecho esperar.
Lo complicado de esta cinta es que prescinde casi completamente de un hilo narrativo, es decir, la historia acá apenas se insinúa y nos encontramos en realidad en gran parte de la película frente a un collage de imágenes, repleto de simbolismos, los cuales representan divagaciones personales de los personajes que pretenden generar reflexiones en torno a temas tales como la muerte, el perdón o la relación del ser humano con el concepto de Dios, entre muchos otros. Basicamente The tree of life es una historia acerca del perdón, tratado eso si de la manera más complicada posible por un director que parece casi empeñado en no complacer al espectador.
El filme podríamos dividirlo claramente en tres partes, una primera en donde se nos esbozan superficialmente a los personajes acompañando existenciales reflexiones personales con una rotación de oníricas (y casi incomprensibles) imágenes, la primera parte del filme se cierra eso si con 15 minutos absolutamente magistrales en donde el director realiza una increíble secuencia que representa la creación del universo y la vida en el planeta tierra, la fotografía con que cuenta la película por cierto es tema aparte, sencillamente sensacional.
La segunda parte de la película se narra de manera más lineal y comprensible, acá se nos muestra a una familia de clase media norteamericana de los años 50's; un padre autoritario que desea a toda costa preparar a sus hijos para la vida (papel muy bien interpretado por Brad Pitt, quien encuentra acá una de las mejores actuaciones de su carrera), una madre sensible y sumisa (Jessica Chastain, otro papel interpretado de manera notable) y tres hijos que sufrirán los embates de su padre mientras al mismo tiempo irán enfrentando sus miedos, viviendo el crecimiento en medio de sus traumas. Acá quizás sobran minutos, sin embargo se aprecia la intención por parte de Malick de decirnos algo en cada escena, de explicar algo en torno a los personajes, su psicología y formas de ser.
En la última parte de la cinta (la más enigmática y densa de todas) el protagonista pasa a ser uno de los hijos (interpretado por un fantasmal Sean Penn), quien ya adulto generará una especie de paso hacia la muerte en donde enfrentará temas como el pasado, la niñez, la pérdida de un ser amado, la comprensión, compasión, el amor y el perdón. El mito dice (muy a lo Kubrick) que el director filmó la película casi dos años antes de su estreno, que todo ese tiempo estuvo tijereteando las escenas a su antojo y que cuando Sean Penn vio cuanto quedó de su personaje se anduvo molestando por el resultado. ¿Habrá sido tan así? Sinceramente no me extrañaría ya que Malick tiene fama de incluso de haber contratado a actores de connotada fama para luego no incluirlos en la edición final de la película (lean las historias que hay acerca de La delgada linea roja).
En fin, habrá quienes se molestarán con este tipo de cineastas y aquello es completamente válido. ¿Porqué hacer del cine algo tan sobrecargado? ¿Es necesario dejar tantos temas abiertos al espectador? ¿Ir a ver una película al cine acaso debe ser un ejercicio introspectivo y de re descubrimiento personal? El punto es que todo eso da igual, Terrence Malick se da el gusto acá de entregar una película acerca de un tema tan universal el perdón pero narrándolo en su estilo, repleto de enigmas y dejando un montón de piezas que nosotros debemos intentar comprender (¡si es que nos da la gana!) pero entendiendo siempre que acá nada ha sido dejado al azar, acá cada segundo de película tiene sentido y razón. Malick es un creador, un tipo que hace lo que le da la gana y aquello se debe disfrutar, acá al menos yo lo he hecho como un niño en el barro.
5 / 5
Obra maestra
¿Algún momentazo? La escena de los dinosaurios, extraordinario!
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